martes, 5 de febrero de 2013
¿Y si fueran sus caricias?
No pensaba pararme a
pensar si seria lo más adecuado, ni siquiera si de verdad quería hacerlo. Una
noche de fiesta prefiero no pensar. La situación, las compañías el ambiente y
las circunstancias llevó a nuestros labios a fundirse en un beso. ¿Quien creyó
que sería capaz de hacerle eso a una amiga?, realmente todos. La única que creyéndose buena, inocente, pensó que no se creía capaz de hacerlo era yo.La cogí del brazo y la
llevé al baño, la sometí a interrogatorio durante 5 minutos a lo sumo, pero me
parecieron horas deseando acercarme a ti, seguir hablando, bueno, gritando ya
que la música de la discoteca, que siendo sincera ni si quiera recuerdo que
sonaba, no me dejaba escucharte si me alejaba mas de 3 centímetros. Suerte, que
no pudiendo estar tan lejos de ti, tus manos se acercaban a mi cintura a la par
que tu voz, que me gusto a pesar de los gritos, sentía como me acariciaba el oído lentamente y tu respiración mi cuello. En el momento, durante la conversación una voz me dijo en mi interior que no debía hacerlo y pregunte.
El permiso fue concedido aunque con limitaciones que esa voz repitió tantas
veces como le fue posible hasta llegar a tu lado de nuevo pero, tu mirada y tus
labios que llamaban a gritos a los míos Tanto gritaban que deje de escuchar
definitivamente la música si es que estando contigo llegue a escucharla en algún momento y por supuesto a esa voz que intentaba recordarme desde dentro
esa limitación que... esa limitación que he olvidado solo de pensar en como te
deseaba.
Lo hice, y nadie lo
evitó, ni si quiera lo intentó, tampoco tú. Y me gustó. De repente, cuando tus
labios fueron callados por los míos y dejaron de gritar y comencé a escucharlo
todo de nuevo volvió esa voz desde el interior. No fue remordimiento ni mal
estar, no me arrepentí de haberlo hecho, solo quise dejarlo para más tarde.
Más tarde, tan tarde
que llegó la mañana, apareció el sol, y mientras en el coche había tres
personas, quizás no había nadie que estuviera allí realmente. Tus labios y los míos nuestras manos y el resto de nuestra persona estaba unido, probablemente
nuestra mente ni si quiera estuviera allí. Y a mi lado otro cuerpo, un cuerpo
que tampoco existía realmente, tenia una mente perdida, soñando probablemente.
No era consciente de nada y tampoco quería serlo, pero creo que ninguno de
nosotros tres queríamos.
Una despedida costosa,
realmente en ese momento supe que no íbamos a separarnos fácilmente no solo
esa mañana, tampoco los próximos días, o meses.
Tanto me costó que
llegué a casa y ni si quiera había dejado nada y te estaba escribiendo.
"Me encantan tus besos, quiero más".
Y era cierto, quería
más, realmente los quería.Apenas dormí tres
horas y no dejé se soñar con tus besos, con lo que había echo, con lo que me
había decidido a hacer, con lo que haría a partir de ese momento y lo único que
coincidía eran tus labios, los labios de una mujer, unos labios que nunca me
había atrevido a probar de alguien que verdaderamente me gustara. Los labios de
una mujer a la que seguiría besando, a la que no pensaba pedirle permiso, solo
pretendía hacerlo.
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